Recientemente
un grupo de obreros y profesionales del Parque Arqueológico de Machu Picchu
encontraron cuatro fuentes de culto al agua cuando realizaban trabajos de
investigación en el sector de los andenes orientales grupo cuatro de dicho
patrimonio.
La arqueóloga residente de la obra, Piedad Champi, asegura que la fuente
principal de culto al agua posee bloques de piedra labrada en sus costados, y
la captación de agua se hace a través de un canal inca sin solera que finaliza
en un sistema de desarenado por el método de rebalse.
La captación se lleva a cabo de las faldas de una montaña donde se ha ubicado
el ojo de agua, cuya proyección del líquido conduce a otro canal abierto que se
comunica a otra fuente ubicada metros más abajo.
La segunda fuente es más pequeña, posee parámentos laterales, encierra
una fuente de distribución con muros armados de elementos líticos
pequeños tallados en un solo bloque de roca que abastece a otra en la que
destacan dos protuberancias de piedra.
Esta fuente, al cambiar o romper la tensión superficial provoca que el agua
varíe en su precipitación o forma de caída. Está articulada a las dos
anteriores mediante canales superficiales y subterráneos.
La última tiene características similares a las anteriores, pero la
distribución del agua se da en ángulo recto para disipar la velocidad del agua,
de esta forma se cumple el ciclo vital del líquido que sale de una fuente u ojo
de agua, y en su discurrir se une con el río sagrado de los incas: el
Vilcanota.
Las cuatro fuentes tienen carácter religioso de culto al agua, porque en la
cosmovisión andina el agua simboliza lo masculino y la pachamama lo femenino.
La evidencia de las cuatro fuentes constituye un ejemplo claro de la alta
tecnología hidráulica que alcanzaron los incas, porque sigue funcionando a
pesar de haber transcurrido más de 500 años y haber sido soterradas por la
tierra, bloques de piedra y la tupida vegetación.
La fuente principal de culto al agua posee bloques de piedra labrada en sus
costados, y la captación de agua se hace a través de un canal inca sin solera
que finaliza en un sistema de desarenado por el método de rebalse.
La captación se lleva a cabo de las faldas de una montaña donde se ha ubicado
el ojo de agua, cuya proyección del líquido conduce a otro canal abierto que se
comunica a otra fuente ubicada metros más abajo.
La segunda fuente es más pequeña, posee paramentos laterales, encierra
una fuente de distribución con muros armados de elementos líticos
pequeños tallados en un solo bloque de roca que abastece a otra en la que
destacan dos protuberancias de piedra.
Esta fuente, al cambiar o romper la tensión superficial provoca que el agua
varíe en su precipitación o forma de caída. Está articulada a las dos
anteriores mediante canales superficiales y subterráneos.
La última tiene características similares a las anteriores, pero la
distribución del agua se da en ángulo recto para disipar la velocidad del agua,
de esta forma se cumple el ciclo vital del líquido que sale de una fuente u ojo
de agua, y en su discurrir se une con el río sagrado de los incas: el
Vilcanota.
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